Demon Slayer: Las mejores batallas de los arcos finales
Publicado el 12 de marzo de 2025 por GameRant
Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba ha cautivado a los fans con sus emocionantes batallas, impresionantes animaciones y profundas conexiones emocionales entre los personajes. A medida que la serie avanza hacia sus arcos finales —el Arco del Entrenamiento de los Pilares y el Arco de la Batalla Final—, las peleas alcanzan un nivel de intensidad y significado narrativo que solidifica la obra como una de las más destacadas del anime y el manga moderno. Desde enfrentamientos contra demonios de rango superior hasta la confrontación definitiva con Muzan Kibutsuji, estas batallas no solo muestran habilidades espectaculares, sino que también exploran temas de sacrificio, redención y resiliencia. Aquí están las mejores batallas de los arcos finales de Demon Slayer, clasificadas por su impacto y ejecución.
5. Zenitsu vs. Kaigaku
El enfrentamiento entre Zenitsu Agatsuma y Kaigaku en el Arco de la Batalla Final es una joya subestimada que combina desarrollo de personaje con una coreografía electrizante. Kaigaku, un excompañero de entrenamiento de Zenitsu que se convirtió en el nuevo Luna Superior Seis tras la muerte de Daki y Gyutaro, representa todo lo que Zenitsu podría haber sido: un traidor impulsado por la codicia y el miedo. En contraste, Zenitsu, a pesar de su naturaleza tímida, muestra un crecimiento monumental al enfrentarse a su pasado y a su némesis con una técnica que él mismo creó.

La batalla destaca por el uso de la Respiración del Trueno de Zenitsu, llevada a un nuevo nivel con su "Séptima Forma: Honoikazuchi no Kami" (Dios del Trueno Llameante), una técnica original que corta a Kaigaku en un instante. Este momento no solo es visualmente impresionante, con rayos y velocidad vertiginosa, sino también emocionalmente catártico, ya que Zenitsu demuestra que ha superado sus inseguridades y honra el legado de su maestro, Jigoro Kuwajima, quien se suicidó por la vergüenza de la traición de Kaigaku. La pelea es breve pero impactante, encapsulando el viaje de Zenitsu de cobarde a héroe.
Además, el contraste entre las personalidades —la arrogancia de Kaigaku frente a la humildad de Zenitsu— añade profundidad a la narrativa. Kaigaku, con su Arte Demoníaco de Sangre que amplifica su Respiración del Trueno, subestima a Zenitsu hasta el final, lo que hace que su derrota sea aún más satisfactoria. Esta batalla es un testimonio del crecimiento personal y del poder de la determinación, incluso en un personaje que a menudo es visto como comic relief.
4. Rengoku y los Pilares vs. Akaza
Aunque técnicamente ocurre antes de los arcos finales (en el Arco del Tren Infinito), la batalla contra Akaza, el Luna Superior Tres, tiene repercusiones que resuenan profundamente en los arcos finales, especialmente en el entrenamiento de los Pilares. Kyojuro Rengoku, el Pilar de la Llama, lidera esta pelea con una mezcla de valentía y habilidad que lo convierte en un ícono inolvidable. Su enfrentamiento contra Akaza es un espectáculo de animación y emoción, con la Respiración de la Llama chocando contra el Arte Demoníaco de Sangre de Akaza en una danza mortal.

La técnica de Akaza, "Técnica de Destrucción: Brújula del Caos", crea un campo de energía que detecta los movimientos de sus oponentes, haciendo que cada golpe de Rengoku sea un desafío titánico. Sin embargo, Rengoku responde con su "Novena Forma: Rengoku", un ataque final que casi decapita a Akaza, mostrando su destreza y espíritu indomable. Aunque Rengoku muere al amanecer, su sacrificio inspira a Tanjiro, Inosuke y Zenitsu, y establece el tono para las batallas contra los demonios superiores en los arcos finales.
El impacto de esta pelea se extiende más allá del combate en sí. La muerte de Rengoku galvaniza a los Pilares y a Tanjiro, quienes entrenan con renovada determinación en el Arco del Entrenamiento de los Pilares. Akaza, con su obsesión por la fuerza y su oferta de convertir a Rengoku en demonio, representa la corrupción que los Cazadores de Demonios luchan por erradicar, haciendo de esta batalla un pilar emocional y narrativo de la serie.
3. Tanjiro y los Pilares vs. Muzan
La batalla culminante contra Muzan Kibutsuji en el Arco de la Batalla Final es el clímax de Demon Slayer, una pelea masiva que involucra a Tanjiro Kamado, los Pilares sobrevivientes y casi todos los personajes principales. Muzan, el progenitor de todos los demonios, desata su forma final —una abominación grotesca y poderosa— que pone a prueba los límites de los Cazadores de Demonios. Esta pelea es una montaña rusa de acción, sacrificio y desesperación, con cada participante empujando sus habilidades al máximo.

Tanjiro, utilizando la Respiración del Sol y su conexión con Nezuko, lidera el ataque, mientras Pilares como Gyomei Himejima (Pilar de la Roca) y Sanemi Shinazugawa (Pilar del Viento) desatan técnicas devastadoras como la "Quinta Forma: Cadena de la Montaña Resonante" y la "Octava Forma: Tormenta de Viento Primordial". Muzan contraataca con látigos de sangre y ataques masivos que diezmaron a muchos, pero la resistencia colectiva y el trabajo en equipo de los Cazadores finalmente lo derriban al amanecer.
Esta batalla destaca por su escala y carga emocional. La muerte de varios Pilares, como Iguro Obanai y Mitsuri Kanroji, añade un peso trágico, mientras que la transformación temporal de Tanjiro en demonio y su regreso a la humanidad gracias a Nezuko cierran el círculo de su viaje. Es un enfrentamiento caótico pero magistralmente ejecutado que encapsula los temas de sacrificio y esperanza de la serie.
2. Sanemi y Giyu vs. Kokushibo
La pelea contra Kokushibo, el Luna Superior Uno, en el Arco de la Batalla Final es una obra maestra de tensión y habilidad. Sanemi Shinazugawa y Giyu Tomioka, los Pilares del Viento y del Agua, se unen a Genya Shinazugawa y Muichiro Tokito para enfrentar a este demonio, un espadachín legendario que una vez fue humano y hermano de Yoriichi Tsugikuni, el creador de la Respiración del Sol. Kokushibo’s Crescent Moon Blades y su Respiración de la Luna lo convierten en un adversario casi invencible.

Sanemi y Giyu combinan sus estilos —el torbellino agresivo de la Respiración del Viento y la calma fluida de la Respiración del Agua— para contrarrestar los ataques de Kokushibo. La muerte de Muichiro y las heridas graves de Genya elevan las apuestas, pero el momento culminante llega cuando Gyomei se une, usando su fuerza bruta para decapitar a Kokushibo. La pelea es un ballet de sangre y acero, con cada golpe cargado de desesperación y maestría.
Lo que hace especial a esta batalla es su exploración de la humanidad de Kokushibo. Al final, se arrepiente de su camino, viendo su reflejo grotesco y recordando a Yoriichi. Esta profundidad emocional, combinada con la acción trepidante, la convierte en una de las peleas más memorables de los arcos finales.
1. Tanjiro, Nezuko y los Pilares vs. Muzan (Fase Inicial)
La fase inicial de la batalla contra Muzan, antes de su transformación final, es la mejor pelea de los arcos finales por su intensidad narrativa y ejecución visual. Tanjiro y Nezuko, junto con los Pilares, son arrastrados al Castillo Infinito, donde Muzan los enfrenta con una ferocidad implacable. Esta etapa establece el tono para la batalla final, mostrando la coordinación entre los Cazadores y la abrumadora amenaza de Muzan.

Tanjiro despliega la Respiración del Sol, mientras Shinobu Kocho usa su veneno para debilitar a Muzan, y los demás Pilares lanzan ataques sincronizados. La participación de Nezuko, con su Arte Demoníaco de Sangre, añade una dimensión única, simbolizando la unión entre humanos y demonios contra un mal mayor. La pelea termina con Muzan escapando al exterior, pero no antes de que los Cazadores demuestren su resolución inquebrantable.
Esta batalla brilla por su ritmo, animación y peso emocional. Cada movimiento está cargado de propósito, y la colaboración entre los personajes resalta sus lazos. Es el preludio perfecto para el enfrentamiento final, consolidando a Demon Slayer como una obra maestra de acción y narrativa.
Conclusión: Un legado de combates épicos
Los arcos finales de Demon Slayer ofrecen algunas de las batallas más espectaculares y emocionalmente resonantes del medio. Desde el crecimiento personal de Zenitsu hasta el sacrificio colectivo contra Muzan, estas peleas no solo son visualmente impresionantes, sino que también encapsulan los temas centrales de la serie: familia, perseverancia y redención. ¿Cuál es tu batalla favorita? El legado de estos enfrentamientos perdurará como uno de los puntos más altos de Demon Slayer.